No, no es una excusa para justificar compras impulsivas… es algo muy real que ocurre cuando el ánimo se dispara.
Durante una fase maníaca o hipomaníaca del trastorno bipolar, la energía sube, la euforia se siente deliciosa y el cerebro te convence de que necesitas eso —aunque no lo necesites. De repente, compras cosas que no recuerdas haber metido al carrito (ni al presupuesto).
🛍️ ¿Por qué pasa?
Porque el exceso de energía y optimismo nos hace creer que todo es posible, incluso gastar sin consecuencias.
Porque se reduce el filtro que nos frena.
Porque, a veces, comprar se vuelve una forma de anestesia emocional… un escape breve del caos interno.
Y después llega la otra cara: la culpa, la vergüenza, la resaca emocional de ver los tickets y preguntarte “¿en qué estaba pensando?”.
💡 Qué ayuda:
- Poner límites de gasto, incluso cuando te sientas “invencible”.
- Esperar 24 horas antes de hacer una compra grande (si todavía la quieres al día siguiente, entonces piénsalo).
- Evitar tiendas —físicas o virtuales— cuando notes que estás acelerada.
- Y sobre todo, hablarlo. Con tu terapeuta, con alguien de confianza, o en grupo. No se trata solo de dinero, sino de autocuidado.
Porque sí, tener un trastorno bipolar puede hacer que la tarjeta tiemble... pero también puede enseñarte a conocer tus impulsos, entender tu mente y elegir conscientemente.
Y esa sí es una inversión que vale la pena. 💳🫶